Su principio es sencillísimo: agua, sal y la gravedad terrestre; sal en la proporción del agua del mar (aprox.); agua a temperatura corporal, disuelta y aplicada primero a uno de los orificios nasales, con la cabeza inclinada a un lado y ligeramente levantada para que se produzcan los vasos comunicantes a medida que entra la solución salina y después por el otro orificio nasal. Muy importante, ¡no hay que aspirar! El agua va pasando muy suavemente de una fosa a otra, la mitad del depósito por un agujero y la restante por el otro.
No tiene contraindicaciones, está aconsejada de forma especial en el tratamiento de la sinusitis, detiene los resfriados, mejora los procesos del riego sanguíneo craneal, esclarece el pensamiento, atenúa la ronquera y alivia el síndrome de la abstinencia en el tabaquismo. Su uso es también aconsejado para los niños. En caso de salud estable, utilizar dos o tres veces por semana; en caso de afección, hasta dos o tres veces por día.
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