Siéntate en postura meditativa con las piernas cruzadas o en un taburete con las piernas hacia atrás o sentado en una silla, lo más importante es estar cómodo y con la columna recta.
Observa que las lumbares no se arqueen demasiado hacia delante y que tampoco caiga la pelvis hacia atrás, la parte dorsal también recta, se pueden retraer un poco los hombros hacia atrás expandiendo el pecho y el mentón entrado hacia la garganta, sin inclinar la cabeza hacia delante, el objetivo es colocar las cervicales rectas para que todo el conjunto de vértebras se endurezcan. Suelta la mandíbula, relaja, suelta toda la musculatura general haciendo un repaso con la mente.
La respiración lenta y profunda, afloja el abdomen.
Empieza observando la respiración. Cómo inspiras y como exhalas.
Vendrán pensamientos que van pasando y que alguno puede que se te enganche entablando un dialogo interior (por ejemplo: Anda me he olvidado de desconectar el teléfono, bueno si llaman no lo cojo pero si es...).
Así que si vienen, déjalos.
Imagina por un momento que tu mente es como un cielo azul y los pensamientos son nubes que van pasando, pues algo así, tu mente es clara y se forman pensamientos, obsérvalos igual que a la respiración, no te identifiques con ellos, solo observa su naturaleza, si te das cuenta de que te has enredado en un dialogo interior, déjalo pasar todo y tampoco te regañes a ti mismo si te descubres varias veces en “el dialogo interior”.
Después de unos minutos la mente se habrá serenado un poco y los pensamientos vendrán con menos fuerza y más despacio.
Observa este silencio interior.
Para empezar hazlo 10 minutos cada día y después de un tiempo alargas a 15 m. Y así vas aumentando en la medida de tus posibilidades. Si puedes, hazlo cada día a la misma hora.
Te invito a que lo pruebes durante un mes y después de ese tiempo valores tu aprendizaje
OM Shanti