Para mí, las meditaciones de los lunes con sonidos de cuencos, flautas, tambores, platillos, cantos...es sobre todo un viaje a lo profundo del alma.
En la sesión de hoy en concreto primero he conectado con la gran vibración de los cuencos de más tamaño. El sonido ha pasado por mi cuerpo haciendo de mí un sonido más. El ruido envolvente de las campanillas y platillos me ha levantado del suelo y he dado vueltas por la sala.
El palo de la lluvia me ha conectado con mi alma apache.
Los mantras con templos sagrados de la India o el Tíbet.
La sesión ha finalizado con la lectura de un pasaje del Libro de Buda, que me ha conectado con mi alma curiosa y de aprendiz, de niña.
Gracias por este maravilloso viaje.
Namaste.
M Cruz.